Las Naves con las Que el Imperio Español Dominó los Mares Del Mundo Durante Siglos

Una oda a la superioridad militar de los soldados españoles que, sin embargo, no hace justicia la larguísima lista de gestas navales también completadas por los españoles. En total, la Santa Alianza estuvo formada por una flota de 200 galeras, 100 embarcaciones de transporte y 50.000 soldados (la mayoría españoles o pagados por Felipe II ), frente a la temible fuerza musulmana, que sumaban 208 galeras, 66 galeotas y fustas y unos 25.000 soldados, entre ellos 2.500 jenízaros armados con arcabuces. Frente a la flota de Bazán, acudieron 64 barcos, la mayoría de tonelaje medio, al mando de Felipe di Piero Strozzi , almirante florentino al servicio de Francia y de los rebeldes portugueses. Don Álvaro de Bazán , el mejor almirante español del siglo XVI, se encargó de adaptar los barcos comerciales a las necesidades militares de España y, cuando los últimos rebeldes a la autoridad de Felipe II (I de Portugal) se hicieron fuerte en las Islas Azores , condujo esta nueva flota a la reconquista del archipiélago. España a mantener cohesionado su imperio de ultramar. Aparte de hitos científicos como la « Expedición Malaspina » (1789-1794) o humanitarios como la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (1803-1814), que recorrió el imperio con el fin de erradicar la viruela de todos sus rincones.

La Sultana embistió a La Real con tal ímpetu que el espolón alcanzó hasta la cuarta fila de remeros. Entre sus oficiales, se incluyeron ilustres hombres como Alcalá Galiano , Cayetano Valdés y Juan Gutiérrez , además de un equipo de naturalistas formado por el botánico francés Luis Neé y el teniente Antonio Pineda y Ramírez , de la Real Guardia. Lo evitó una conveniente descarga de arcabuzazos del representante papal, Marco Antonio Colonna , y la llegada de Álvaro de Bazán por la otra banda. En 1971, se construyó una réplica de La Real en el Museo Marítimo de Barcelona para conmemorar el 400.° aniversario de la batalla. La fase de abordaje de la batalla de Lepanto situó a La Real en el epicentro de una lucha terrestre en pleno mar, con varias galeras y galeotas turcas colocadas a su popa. En el marco de la misma guerra que vio la humillación británica en Cartagena de Indias, el Glorioso protagonizó uno de los combates más memorables de la Armada Real española al mando del capitán don Pedro Mesía de la Cerda , luego marqués de la Vega de Armijo, siendo su segundo el capitán de fragata don José de Rojas Recaño .

Hasta cinco barcos de guerra ingleses disparaban a un tiempo sobre el Trinidad que, aún habiendo provocado serios daños a sus enemigos, no pudo repeler a sus adversarios valiéndose de su superioridad de fuego. La cristiana, que había retirado su espolón antes de la lucha para aumentar su potencia de fuego, contestó con el rugido de cinco cañones desde la proa. Bazán se encargó de los preparativos de la Grande y Felicísima Armada , pero su prematura muerte dejó el mando sobre los hombros de Medina-Sidonia , que también se embarcó en el San Martín. Sobre las cubiertas del Trinidad, sin palos, sin velas y sin defensas, fallecieron aproximadamente 200 marinos. Tras superar motines y graves dificultades antes de cruzar el llamado estrecho de Magallanes , Magallanes al frente de las supervivientes La Trinidad, Victoria y Concepción se internó el 27 de noviembre en el desconocido océano Pacífico. El 20 de septiembre de 1518, zarparon desde Sanlúcar de Barrameda una flota de carabelas y carracas formada por La Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago, y capitaneada por el portugués Fernando de Magallanes, que había prometido a Carlos V llegar a las Islas Molucas (Indonesia) y, con ello, regar de especias el mercado español.

Enemistado con el «Generalísimo» de Carlos IV, Malaspina tomó parte en una conspiración para derribar a Manuel Godoy , camisetas de futbol baratas lo que condujo a su arresto el 23 de noviembre. Aquellas aguas fueron la tumba del portugués, asesinado por la población local de una isla de Filipinas, así como de la mayoría de los 239 tripulantes, hasta el extremo de que solo la Victoria capitaneada por Sebastián Elcano pudo volver a España desde las Islas Molucas, bordeando el Cabo de Buena Esperanza y con los guardacostas portugueses acosándoles a sus espaldas. Algunos galeones como el San Martín se entretuvieron en varios momentos para achicar agua, pero la mayoría logró volver a puertos españoles. El marinero granadino nombró al galeón San Martín (São Martinho), de 1.000 toneladas y 40 piezas de artillería, como su capitana y se hizo acompañar de 25 galeones a una empresa que, dadas las peculiaridades del Atlántico, se desconocían hasta las reglas más básicas. Este noble castellano de secano dirigió la Empresa inglesa con timidez y, aferrándose a las órdenes del Rey, evitó entablar combate con los ingleses. Las galeras «ponentinas» o hispánicas eran superiores en el combate frente a frente a las «levantinas».

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